Depositaria y difusora de su idioma nativo, Cristina Calderón es la última hablante del dialecto yagán, pueblo originario de Chile que poblaba los canales y costas de Tierra del Fuego y el archipiélago de Cabo de Hornos.
A un dos kilómetros de Puerto Williams, la localidad más austral del mundo, en Villa Ukika vive Cristina Calderón, junto a un centenar de descendientes de yaganes. Ahí, ella es la única que todavía habla el idioma de manera nativa.
Cristina nació en 1928 en la Isla Navarino, en plena Tierra del Fuego, donde junto a su familia vivía apegada a la cultura yagana de sus ancestros, manteniendo sus costumbres y creencias. Los yaganes habitaron el continente hace unos 6 mil años, navegando entre los tormentosos canales del extremo sur, cubiertos de grasa y pieles de lobo para abrigarse de las bajas temperaturas. Además eran fabricantes de canastos de junco, técnica que hoy todavía se mantiene, tejiendo sin usar ningún instrumento en su confección. Con la llegada de los europeos la cultura comenzó a decaer y mezclarse con la del Viejo Continente.
Si bien Cristina no vive exactamente igual que sus ancestros semidesnudos, esperando en el frío, cuando niña su familia seguía hablando en el lenguaje nativo y manteniendo ciertas tradiciones. Cristina aprendió a hablar español a los 9 años, y a la vez conservó el idioma yámana, compuesto por 32.400 vocablos.
Madre de 9 hijos y abuela de 14 nietos, Cristina no le enseñó a hablar a ninguno de sus descendientes, pues los niños no querían aprenderlo por la discriminación de los blancos, lo que fue contribuyó aún más a la pérdida de la cultura yagana.
epositaria y difusora de su idioma nativo, Cristina Calderón es la última hablante del dialecto yagán, pueblo originario de Chile que poblaba los canales y costas de Tierra del Fuego y el archipiélago de Cabo de Hornos.
A un dos kilómetros de Puerto Williams, la localidad más austral del mundo, en Villa Ukika vive Cristina Calderón, junto a un centenar de descendientes de yaganes. Ahí, ella es la única que todavía habla el idioma de manera nativa.
Cristina nació en 1928 en la Isla Navarino, en plena Tierra del Fuego, donde junto a su familia vivía apegada a la cultura yagana de sus ancestros, manteniendo sus costumbres y creencias. Los yaganes habitaron el continente hace unos 6 mil años, navegando entre los tormentosos canales del extremo sur, cubiertos de grasa y pieles de lobo para abrigarse de las bajas temperaturas. Además eran fabricantes de canastos de junco, técnica que hoy todavía se mantiene, tejiendo sin usar ningún instrumento en su confección. Con la llegada de los europeos la cultura comenzó a decaer y mezclarse con la del Viejo Continente.
Si bien Cristina no vive exactamente igual que sus ancestros semidesnudos, esperando en el frío, cuando niña su familia seguía hablando en el lenguaje nativo y manteniendo ciertas tradiciones. Cristina aprendió a hablar español a los 9 años, y a la vez conservó el idioma yámana, compuesto por 32.400 vocablos.
Madre de 9 hijos y abuela de 14 nietos, Cristina no le enseñó a hablar a ninguno de sus descendientes, pues los niños no querían aprenderlo por la discriminación de los blancos, lo que fue contribuyó aún más a la pérdida de la cultura yagana.
En 2009 fue declarada “Tesoro Humano Vivo”, al ser la depositaria y difusora de las lenguas y tradiciones del pueblo yagán. Este reconocimiento fue entregado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, en el marco de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial, de la Unesco de 2003.
Cristina en sus últimos años ha estado empeñada en conservar y transmitir todo lo relacionado con la cultura yagana. Así junto a su nieta, Cristina Zárraga, creó un diccionario yámana-español, acompañado de imágenes de animales y un cd donde se escucha a repitiendo en yagán palabras como viento, perro o alma. Además juntas editaron un libro de leyendas e historias originarias llamado Hai Kur Mamašu Shis (Quiero contarte un cuento).
La vida de Cristina Calderón es lo que se narra en “Cristina Calderón, Memorias de mi abuela Yagán”, escrito e investigado por su nieta Cristina Zárraga y que se publicó a principios de este año.
Fuente: Mujeres Bacanas