Antes de las masivas marchas contra las aseguradoras de pensiones, la explosión del movimiento No + AFP y la discusión por el retiro del 10%, Imilsa Contreras se encadenó a la puerta de una sucursal de la AFP Hábitat en Concepción en el año 2016. La imagen se viralizó y convirtió a la mujer de 86 años en el rostro del descontento por un sistema de pensiones que hoy en el congreso enfrenta un día histórico. A cuatro años de la desesperada acción, Imilda repasa su vida, cuenta que vive con una pensión de 280 mil pesos, que sufrió una depresión tras el fallecimiento de su marido, que tuvo un accidente que le fracturó varias costillas y que espera volver a las calles para protestar por un sistema que -asegura- está en el suelo.
Todas las luchas tienen una bandera, un símbolo, una imagen y, durante un buen tiempo, todo eso lo representó Imilsa Contreras. Fue durante el invierno del 2016, poco meses antes de que millones de chilenos salieran a las calles para protestar por un cambio en el sistema de pensiones, que esta mujer de pelo cano, vestida con un abrigo burdeo sobre un vestido de lana, panties oscuras, botines de cuero, una boina roja y un pañuelo floreado del mismo tono, se acercó a la puerta de una sucursal de la AFP Hábitat en el centro de Concepción. Su apariencia era como la de cualquier otra adulta mayor haciendo la fila para cobrar su dinero en el “día del pago”; pero no, ella estaba ahí para protestar.
No era primera vez que lo hacía, en esos años ella ya tenía 82 y con un grupo de dirigentes de la Asociación de Pensionados del ex Seguro Social de Invalidez -agrupación de la que era vicepresidenta- se tomaron una sucursal de la AFP, cerrando con llave la puerta y limitando por unos minutos su funcionamiento. Carabineros llegó a poner orden y un oficial preguntó a los manifestantes quién era la cabecilla de la organización. “Soy yo”, le respondió Imilsa.
La acción no provocó mayor revuelo y no significó más que una anécdota. Para Imilsa y los demás manifestantes fue sólo el comienzo: había que hacer algo más simbólico, causar ruido. Fue allí cuando nació la idea. Uno de sus compañeros le consultó si se atrevería a encadenarse a la puerta de la AFP , ella no lo dudó. Se paró segura al costado de la puerta de vidrio y cerró el candado en una cadena de gruesos eslabones que sujetó una de sus piernas a una manilla metálica.
La imagen de Imilsa Contreras encadenada, se viralizó rápidamente y tras esto se sucedieron protestas multitudinarias que, a pesar de su alta convocatoria, no lograron que se reformara el sistema de pensiones que hoy, a causa de la crisis económica arrastrada por el coronavirus, está en jaque.
“Ahí partió todo, la imagen se esparció, incluso llegó al extranjero la noticia. Eso marcó un precedente para que la gente saliera a manifestarse y se sumarán más personas. Yo de verdad siento eso, hoy en día ya es una fuerza nacional. Con esto del 10% yo felicito a la gente, porque no pueden seguir sentados en su casa esperando que llegue del cielo una moneda, porque el gobierno no aporta nada a la ciudadanía”, dice confinada en su casa en el Cerro la Pólvora de Concepción.
Luego de encadenarse, Imilsa y sus compañeros cortaron una calle portando carteles y gritando consignas. La mujer cuenta que incluso llegó un carro lanza aguas, pero que no la mojaron. “Estamos protestando por tu familia también”, le dijo a los Carabineros aquella vez.
Fuente: El Desconcierto