Un grupo de trabajadoras con hijos pequeños que se agruparon en un grupo de WhatsApp como “Mamás Fruna”, denunciaron a El Desconcierto las gravísimas irregularidades en las que incurre la empresa respecto a sus derechos maternales. Jornadas laborales sin descanso, sin colación y sin la hora de amamantamiento. Muchas deben extraerse leche escondidas en el baño y varias han sufrido mastitis, una inflamación de las mamas por el insuficiente vaciamiento de la leche. Los relatos revelan una práctica que se agudizó en la pandemia, obligándolas a dejar a sus hijos en la sala cuna clandestina detectada la semana pasada en Maipú.

Después de finalizar su postnatal, Lucía* volvió a trabajar a la fábrica de confites Fruna, en Maipú. Al tiempo se registraron los primeros contagios y luego fueron cientos de trabajadores que pedían licencias médicas al dar positivo en el examen o para hacer cuarentena preventiva. Ella fue una de las que contrajo el virus y, aunque todavía no finaliza su licencia, siente temor de regresar al lugar donde semana tras semana se contabilizan nuevos casos.

Las condiciones adentro tampoco le dan tranquilidad. Todo lo contrario. Le basta con recordar los meses anteriores. “Tenía que ir al baño a sacarme la leche y las jefas nos retaban por demorarnos. Ir a comer al baño porque no te dan hora de colación ni 10 minutos de descanso. En el baño nos juntamos todas para poder escaparnos unos minutos de las máquinas“, relata. Un testimonio que complementa lo expuesto por el sindicato el viernes pasado, cuando salió a la luz el funcionamiento de una sala cuna clandestina, a pocas cuadras de la Plaza Maipú, con un permiso falso extendido por Fruna.

La trabajadora acusa que las instalaciones no están adecuadas para que ellas ejerzan sus derechos maternales. Por ejemplo, no contaban con un refrigerador para guardar la leche que muchas veces terminaron botando. Esto, porque en vez de darle las horas para ir a amamantar a la sala cuna, se pagan como “horas extras”. ” Las pagan a poco más de mil pesos, mil ochocientos, al sacar la cuenta a fin de mes son cerca de $70 mil pesos”, explica otra trabajadora. Y Lucía complementa: “Imagínense ocho horas trabajando, toda madre entenderá cómo terminaban nuestros pechos si no nos sacamos la leche porque no nos daban las horas para amamantar”.

Estas condiciones que se agudizaron con la emergencia, las llevó a organizarse a través de un grupo de whatsapp que llamaron “Mamás Fruna” donde han expuesto las situaciones que las aquejan. Cuentan que hay trabajadoras migrantes embarazadas que han permanecido en sus puestos en estos meses. “Nos hemos comunicado con ellas, pero algunas no hablan tan bien el español, otras sí lo hablan”, explica una de las mujeres.

Sobre los turnos, aseguran que no les deja tiempo para el break de una hora de colación. “Trabajamos en dos horarios, unas toman el horario de 7 a 14:30 y de 8 a 16:00. Sin descanso y sin colación”, agrega.

El relato de las mujeres, quienes no quisieron entregar su identidad por temor a represalias, expone las complejas jornadas laborales y prohibiciones que no solo han debido enfrentar en estos meses.

Derechos maternales olvidados

El caso del jardín infantil que funcionaba de manera ilegal en medio de la cuarentena en la Región Metropolitana, destapó gravísimas irregularidades en la que incurre la empresa con las madres que tienen hijos pequeños y deben mantenerlos en ese establecimiento, sin permiso para funcionar durante estos meses de emergencia.

El grupo de empleadas ha dado a conocer el trato abusivo que la compañía ha demostrado hacia las mujeres embarazadas o que hayan tenido hace poco a sus bebés y tienen fuero maternal. Algo que María*, quien trabajó durante una década como maquinista en la sección “oblea”, asegura que se han convertido en prácticas sistemáticas:

“Esto no viene desde ahora de la pandemia no más, siempre ha sido lo mismo. Han hecho las cosas como ellos quieren, no se rigen a ninguna ley, ellos prefieren pagar partes a cumplir con lo que les corresponde. Trabajé casi doce años ahí. Me despidieron el 7 de noviembre, el mismo día en que terminó mi fuero maternal supuestamente por necesidades de la empresa. Pero ellos estaban recibiendo gente, ese día estaban haciendo entrevistas para que entrara más gente a trabajar”, relata.

Otra mujer recalca su compleja experiencia de trabajar embarazada. “Todo empieza cuando una mujer se embaraza ya que somos un cacho para ellos. Los jefes nos miran en menos, ni nos hablan porque para ellos somos un problema. Cuando una vuelve después que el bebé cumple los cinco meses y medio, se vuelve peor: desde el portero hasta los que están adentro nos faltan el respeto y nos han echado a la casa por llegar a las 8:15 horas de la mañana, ya que hay que dejar al bebé en la sala cuna“, cuenta. Como no tenían tiempo para sacarse la leche, agrega, varias tuvieron mastitis, una inflamación de las mamas que generalmente se produce por un un vaciamiento insuficiente de la leche, durante los seis primeros meses de postparto.

Ella se vio en la obligación de pedir licencia médica para extender su fuero maternal. “La verdad es que no hice uso de esa sala cuna porque nunca me dio confianza. No llevé a mi bebé ahí, pero la gran mayoría de mis compañeras, sobre todo las extranjeras, si llevaban a los suyos por fuerza mayor”, explica. Al igual como lo han dicho sus compañeras, reconoce que en la empresa empezaron los contagios de Covid-19 hace bastante tiempo y que la respuesta ha sido mínima en materia de protección, pese a contar con varias empleadas embarazadas.

“Me contagié ahí en el trabajo y ellos no hicieron nada y enfermé a toda mi familia. Cuando pasó ya había bastante personal enfermo y a nosotros no nos informaban nada y nunca nos dieron medidas para protegernos como guantes o mascarillas, sólo alcohol gel en la entrada y nos tomaban la temperatura, nada más”, prosiguió.

Otra trabajadora denunció que lo único que han hecho como medida de prevención es tomarles la temperatura. Saben, además, que hay muchos contagiados asintomáticos que asisten a trabajar diariamente. “No sabemos cuántos contagiados y fallecidos hay en la empresa porque no nos informan nada”, asegura, indicando que hay trabajadores que son adultos mayores, incluso, jubilados que se han mantenido en labores.

La gerenta de Recursos Humanos de Fruna, Claudia Garrido, señaló a El Desconcierto que las demandas de los y los trabajadores ha sido contestada por la empresa. Consultada por el incumplimiento de las medidas, de acuerdo a lo denunciado por el sindicato, aseguró que la empresa sí las ha tomado. “La seremi vino el viernes y antes de eso no había venido porque no había sido necesario (…) No me corresponde decir a mí si se han aplicado o no las medidas porque eso lo tienen que venir a corroborar, como vino la seremi de Salud”, indicó, asegurando que las irregularidades detectadas no eran por la falta de medidas por el Covid, sino que por mal funcionamiento de algunos lavamanos o cerámicas que faltaban.

La urgencia de extender el Postnatal

La situación expuesta por las trabajadoras se da en medio del debate por la extensión del Postnatal de Emergencia. El proyecto de ley que fue presentado en marzo para dar solución a las trabajadoras que finalizarían con su postnatal y también con el fuero maternal. Sin embargo, hasta ahora no cuenta con el respaldo del gobierno.

Luego que el Senado rechazara el proyecto, se conformó una comisión mixta que recomendó aprobar su admisibilidad y que avanzara su tramitación. El proyecto presentado por las diputadas Maite Orsini, Marcela Sabat, Gael Yeomans, Paulina Núñez y los diputados Marcelo Díaz y Gonzalo Fuenzalida fue declarado admisible por siete votos contra tres.

La diputada de Revolución Democrática, Maite Orsini, aseguró que “no solo es justo y urgente, sino que también es constitucional y admisible” y  que diversos constitucionalistas lo sostuvieron en la comisión mixta. “Ahora urge una rápida tramitación del proyecto para terminar, de una vez por todas, con la angustia de miles de familias”, acotó.

A esto se suma la diputada de Convergencia Social, Gael Yeomans, quien por el caso específico de Fruna, recibió en la comisión de Trabajo a las trabajadoras de la compañía para que explicaran el funcionamiento del jardín clandestino y la vulneración de derechos que estarían sufriendo. Aseguró que es una situación que está directamente vinculada a la falta de preocupación por parte del Gobierno a políticas que protejan la maternidad, además de los niños y niñas. “Hace días vimos como las trabajadoras tenían que dejar encargados con vecinos o conocidos a niños muy pequeñitos, mostrando una situación de vulnerabilidad extrema, una necesidad de la que el Estado no se ha hecho cargo y que obliga a las trabajadoras a hacerlo de manera clandestina”, sostuvo la parlamentaria.

Fuente: El Desconcierto

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