Las comunas rurales de la Región Metropolitana, que no están en cuarentena, empiezan a transitar a la deriva en la estrategia de contención de la pandemia del Gobierno, siendo sometidas a una «lenta agonía» por el nivel central. Así de enfática y vehemente es la denuncia de los alcaldes Carlos Adasme, de Isla de Maipo; Nibaldo Mesa, de Peñaflor (cuyo hospital colapsó la noche de este miércoles); y Carlos Álvarez, de Talagante. Al no estar dentro de la medida de la cuarentena, los jefes comunales denuncian una migración de la enfermedad, al producirse un «desplazamiento inevitable» de personas que están en comunas en cuarentena a las rurales que están sin esa restricción, lo que aumenta el riesgo de contagio. Eso, se suma a un mayor empobrecimiento de la población, ya que como la mayoría de la fuerza laboral local no puede viajar al Gran Santiago a trabajar, por estar en cuarentena, los trabajadores se consumen sus fondos de cesantía, y para cuando –razonan los alcaldes– se haga indispensable decretar la medida restrictiva en estas comunas, «ya no habrá fondos a los que echarles mano». Pero el problema mayor, coinciden los jefes comunales, está en el retraso de entre 8 a 11 días en los exámenes para COVID-19. Esto –acusan– ha llevado a perder la trazabilidad de la enfermedad, a una sobredemanda de las APS y a una falsa sensación de seguridad de la gente, pues las estadísticas que entrega el Minsal en sus informes, debido a este retraso, no corresponden a la realidad.

A las 22.00 horas de este miércoles 20 de mayo, la Municipalidad de Peñaflor –a través de sus redes sociales– solicitó a su comunidad que «no se dirija hasta el hospital de Peñaflor, ya que se encuentra colapsado de pacientes, no hay camas y la espera de atención es de 12 horas. Y además no están haciendo exámenes del COVID-19 por la contingencia».

Hasta antes de las 19.00 hrs., momento en que se produjo exceso de demanda con la llegada de cerca de 100 personas acusando algún tipo de problema respiratorio, la capacidad de este hospital, que no tiene camas críticas ni respiradores mecánicos, era del 95%. En pocos minutos la capacidad superó el 100%.

El caso registrado anoche en Peñaflor forma parte del temor constante que comparten la mayoría de las 14 comunas de la Región Metropolitana que no se encuentran en cuarentena: la posibilidad de caer en el colapso de un momento a otro. Para los alcaldes Nibaldo Mesa, de Peñaflor; Carlos Adasme, de Isla de Maipo; y Carlos Álvarez, de Talagante, las comunas rurales de la Región Metropolitana, al quedar fuera de las medidas restrictivas decretadas por el Gobierno, estarían siendo «condenadas» por el nivel central a una «prolongada agonía», que las llevará a transformarse en «zonas de sacrificio» del gran Santiago.

Retraso de 11 días y la falsa seguridad

Dentro de los principales problemas que acusan los alcaldes de Peñaflor, Isla de Maipo y Talagante, está el retraso en la entrega de exámenes PCR. A diferencia de lo que pasa en otras comunas de la RM, estas comunas al pertenecer al Servicio de Salud Occidente –que hace pocos días dio señales claras de saturación, tras conocerse que el Hospital Lucio Córdova, que forma parte del servicio de salud sur, pero que estaba colaborando con las muestras del sector occidente, dio de baja más de mil muestras por haber superado el tiempo de conservación– tienen un retraso en la entrega de resultados que va entre 8 y 11 días, lo que redunda en una falsa estadística en la cantidad de personas infectadas.

«De los 200 casos que hemos enviado para comprobar, después de 11 días, han llegado apenas 80 informes, de esta manera no tenemos cómo seguir la trazabilidad, no podemos profundizar el trabajo de prevención. El Gobierno necesita de manera urgente corregir el sistema de entrega, de lo contrario, siempre vamos a estar entregando información desfasada e imprecisa, lo que genera dudas y temor en la población», apunta Adasme de Isla de Maipo.

En Talagante, Carlos Álvarez acusa la misma situación. «Hasta ayer teníamos 136 exámenes pendientes de análisis de las muestras que toman los Cesfam, Sapu y Sar, pero esos 136 son del 6 de mayo y hoy estamos a 20. Aquí hay gente que puede ser positivo al coronavirus y durante todo este tiempo ha estado en contacto con otra gente, en especial con su grupo familiar. Esto produce un efecto en cadena, que no podemos controlar».

En Peñaflor, Nibaldo Mesa informa, por su parte, que son 200 los informes pendientes. «De acuerdo al último reporte tenemos 155 personas con COVID positivo (en el acumulado). Somos de las 14 comunas que no estamos en cuarentena, la segunda con más casos positivos. Pero estas estadísticas no corresponden a la realidad, ya que los informes que aparecen en las estadísticas del Minsal dan cuenta de una realidad de hace 8 a 10 días. Y lo negativo de todo –agrega– es que esos informes son los que se toman como base para decretar las medidas como la cuarentena», denuncia.

Para los alcaldes de estas comunas de RM, el retraso en la entrega de los informes PCR ocasiona graves problemas a los Servicio de Atención Primaria de Salud (APS), que no pueden hacer un debido control de los contagios. Tampoco permite a los municipios establecer planes de prevención o de contención y, lo peor de todo –precisan–, es que genera una «falsa sensación de seguridad». Al no existir medidas obligatorias de confinamiento, la gente hace su vida normal y el virus se está esparciendo sin ningún tipo de control.

Sobredemanda en salud

A esa falsa sensación de seguridad, Álvarez de Talagante suma el problema social que afecta a los trabajadores que están como pendientes de informes. «Al estar bajo la medida de la cuarentena preventiva por más de 10 días, estas personas no pueden ir a trabajar, y como no tienen licencias al cabo de ese tiempo, van a terminar siendo despedidos. Esta es la prolongación de la agonía a la que nos está condenando el nivel central».

A esa situación –agrega– hay que sumar los posibles contagios a sus contactos estrechos, de parte de aquellos que sean positivos y no lo sepan. «En las zonas rurales tenemos de 10 a 14 personas en una misma casa. Esto genera una sobredemanda del control de la enfermedad en manos de la APS y empiezas a perder la posibilidad del control. Y el colapso de las APS redunda en el colapso de los hospitales. En el Hospital de Talagante, ya se han derivado pacientes a otros centros de Rancagua, porque no se da abasto».

El alcalde Adasme de Peñaflor agrega. por su parte, que los hospitales de las zonas rurales de la RM además «tienen un porcentaje muy menor de camas preparadas para recibir pacientes graves, el personal médico no abunda, la infraestructura de salud es menor y sin especialidades, lo que sumado a los déficits monetarios, no permite entregar un servicio óptimo».

Esa situación precisamente fue lo que derivó en que la noche del miércoles colapsara el servicio de urgencia en Peñaflor. «No tenemos camas críticas, no tenemos respirador. Hace pocos días hubo tres personas que requerían intubación y solo una pudo ser trasladada a otro hospital, por lo que a los otros dos pacientes, literalmente, los paramédicos tuvieron que darle oxígeno de forma manual», lamenta Mesa.

Pandemia social y desplazamiento

Para el jefe de la comuna de Peñaflor, la falta de una cuarentena obligatoria ha incidido también en que muchas de las personas que viven en comunas cercanas se están desplazando a aquellas rurales en busca de servicios, lo que aumenta el riesgo de contagio. «Desde el establecimiento de esta estrategia de cuarentenas dinámicas, las personas que viven en comunas con cuarentena emigran momentáneamente a nuestras comunas, que tienen menos recursos y que no cuentan con el personal policial ni municipal para hacer controles de ingresos más efectivos. Al no decretarse cuarentena en nuestras comunas, no tenemos facultades para evitar la migración masiva los fines de semana, muchos de ellos a casas de amigos, familiares, etc.».

Lo más grave de esta situación es que que comienza a desplazarse la enfermedad. «Se merma el contagio en el gran Santiago pero se expande en el sector rural. El contagio migra. Por eso nuestra exigencia al Gobierno: cuarentena efectiva en toda la región para después comenzar a liberar a las comunas de acuerdo a su comportamiento de contagio», subraya Adasme de Isla de Maipo.

Nibaldo Mesa endurece la crítica. «El Gobierno ha decidido ir por detrás del contagio. Y nos estamos convirtiendo en zonas de sacrificio. Lo que va a pasar aquí es que va a subir la tasa de contagios, cuando esto se pudo haber evitado. Lo que nos ocurre es que la personas que están en cuarentena de comunas aledañas se están desplazando a nuestras comunas, que no estamos con la medida, para poder comprar, hacer trámites. Todo lo que no pueden hacer en sus comunas vienen a hacerlo en las nuestras. No tiene sentido las cuarentenas dinámicas».

Este dinamismo de la estrategia –para Carlos Adasme– hace que la pandemia social vaya cuesta arriba.»En las comunas rurales la pobreza es tanto o más dura que en la periferia de las comunas urbanas, pero además se agrava porque no tenemos los mismos servicios que tiene el Gran Santiago. En lo económico, la falta de trabajo producto de esta pandemia es muy grave. En Isla de Maipo, el porcentaje de independientes es muy alto y los dependientes están vinculados a la actividad agrícola que ha ido a la baja, por lo que tenemos una situación que se está complejizando rápidamente. Por esto era clave haber encapsulado hace más de un mes los contagios, como lo hemos pedido los alcaldes, con una cuarentena efectiva de unos 15 días, con un buen paquete de medidas económicas para la población. Lamentablemente, la estrategia del Gobierno alarga la situación y agrega cada día más problemas».

Fuente: El Mostrador

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