El jueves 14 de mayo, Víctor Hugo Robles, conocido como el Che de los Gays, hizo circular a través de redes sociales un video en el que un joven emplazaba al ministro Mañalich por recibir solo diez pastillas para su tratamiento antirretroviral, en el Hospital San José. A ojos de las organizaciones de la sociedad civil, que promueven la prevención y control del VIH, el país podría estar frente a una situación de desabastecimiento de estos medicamentos y de abandono de la salud de las personas seropositivas, justo en medio del peak de una pandemia que ha puesto nuevas preocupaciones en el norte del Ministerio de Salud y y la advertencia realizada ayer por Michelle Bachelet que alertaría sobre la desviación de fondos de los programas de VIH para hacer frente al Coronavirus.

Sebastián Neira (32) recibió una llamada del Hospital San José a mediados de abril: detrás de la línea una encargada de farmacia le comunicó que desde ese entonces debía retirar su tratamiento en el Liceo José Miguel Carrera de Quilicura. Una vez llegó allí, los medicamentos no estaban. Y lo cierto es que nunca salieron del hospital. Ese mismo episodio se volvió a repetir el 14 de mayo. Fue al liceo que le indicaron, pero el antirretroviral de nombre Genvoya seguía en las dependencias del centro de salud. La verdadera sorpresa se la llevó estando frente al mesón de la farmacia.

Ahí, me entregaron solo diez dosis de las treinta que necesito para mi tratamiento y la niña me cerró la ventanilla no dándome otra explicación más allá de que los medicamentos todavía estaban en el aeropuerto”, acusa Sebastián. Al igual que él, más de diez personas se fueron a su casa con un tercio de su tratamiento antirretroviral (TARV) sin tener una respuesta oficial por parte de las autoridades sanitarias. “Para mi es vital tener estos medicamentos, y no los puedo obtener de otra forma”, afirma el joven.

Si bien, la modificación al Decreto N°4, publicado el 25 de marzo en el Diario Oficial, autorizó a la red pública y privada para hacer entrega a pacientes crónicos de dosis de medicamentos “para hasta tres meses, siempre que las condiciones de dispensación, conservación y suministre del medicamento lo permitan”, los servicios de salud no están teniendo la capacidad para hacerlo.

Particularmente, en 8 de los 11 centros de atención para personas viviendo con VIH de la Región Metropolitana, las dosis de medicamentos entregados para tratar el Virus de Inmunodeficiencia Humana no superan los treinta días, lo que pondría en duda la viabilidad del “Retiro de medicamentos anticipados” que ha sido informado por la Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (CENABAST), a través de su sitio web.

Consultado sobre esta información, Francisco Lam, coordinador del Programa de VIH de la CENABAST, comenta que la central ha hecho entrega de insumos “para dos meses, según la programación que nos envían los distintos centros”. Aun así, las farmacias no lo estarían haciendo. Frente a esta irregularidad, Lam indica que “podría tratarse de una razón especial de ellos (las farmacias)” o que “la gestión de entrega de la CENABAST no haya coincidido con la entrega a los pacientes. A lo mejor, tal vez, puede ser eso”.

Un matrón del Programa de VIH del Hospital San José, quien prefirió mantener en reserva su identidad, comentó a El Desconcierto que la farmacia envió el listado de medicamentos a la CENABAST, sin embargo, hasta mediados de mayo el Hospital San José no contaba con el stock suficiente del medicamento Genvoya.

“Y pasa que cuando llega a haber algún atraso por parte de la CENABAST y no hay un sobre stock para entregar los medicamentos para treinta días a todas las personas, la farmacia entrega de forma parcelada para no dejar a nadie sin tratamiento. Si no hacemos eso, eventualmente, se acabarían tres veces más rápido”, afirma el profesional de la salud.

Según indica el matrón del Hospital San José, la situación vivida por Sebastián no es nueva, “ocurrió también durante el estallido social”, y que tanto como él como otras personas que utilizan Genvoya para su TARV se han visto perjudicadas por la ausencia de medicamentos. “Esta es una situación que se debió haber previsto”, sentencia.

Francisco Lam reconoció a El Desconcierto que existen cinco medicamentos “restringidos” para el tratamiento del VIH que tendrían problemas de disponibilidad en los laboratorios y que, por lo tanto, “se están entregando solamente para un mes”. Se trata de Efavirenz, Atripla, Elvitegravir, Genvoya y Triumeq, este ultimo uno de los más demandados por el sistema público de salud con 20.138 cajas proyectadas para mayo, según la estimación mensual hecha por la Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud.

Tras la denuncia de Sebastián, CENABAST envió el viernes 15 de mayo el restó de los medicamentos al Hospital San José y, en palabras de Lam, se le ofreció a la farmacia aumentar la programación de acuerdo a su necesidades, informando a su vez que la CENABAST contaba con los insumos para posibles “pedidos especiales”.

Sebastián tendría que volver el 22 de mayo a retirar el resto de su terapia, sin embargo, este miércoles una nueva denuncia alertó sobre un caso de contagio por Covid 19 en la farmacia del Hospital San José. El lugar entró en cuarentena estricta debido al contagio de seis químicos farmacéuticos, además de la jefa de farmacia y los medicamentos están siendo dispensados por matrones y matronas en el área de inmunología, únicamente para treinta días, lo que pone en duda la entrega anticipada de medicamentos antirretrovirales.

Dudas sobre entrega anticipada

La realidad vivida por Sebastián se asemeja a la de otras personas en América Latina. Según una encuesta realizada en abril de 2020 por ONUSIDA, de un total de 1300 personas encuestadas solo una de cada diez tendría tratamiento para tres meses, medida que se ajustaría a las recomendaciones hechas por la entidad a los países latinoamericanos y que Chile estaría pasando por alto.

Consultado sobre este hecho, el Ministerio de Salud afirmó a El Desconcierto que los medicamentos antirretrovirales “se están dispensando tanto en forma presencial como a domicilio, principalmente para dos a tres meses de tratamiento” y que esta medida buscaría disminuir la exposición de la población seropositiva “en lugares con alta afluencia de personas, como lo han recomendado las autoridades del sector salud”.

Sin embargo, y tal como comenta Víctor Hugo Robles, periodista y activista de la diversidad sexual, quienes estarían recibiendo medicamentos para más de un mes son pocos. Una responsabilidad que, dice, recae en el Programa Nacional del VIH “que no estaría respetando los lineamientos de Naciones Unidas”.

“Que hoy el programa esté descabezado hace que no hayan protocolos ni indicaciones, exponiendo a las personas que vivimos con VIH y violando nuestro derecho a la salud y la vida”, acusa el Che de los Gays.

Y agrega que la entrega disparar de medicamentos y los cambios para retirlos “está trayendo aparejada la discriminación porque muchos chicos hoy tienen que ir a colegios, centros deportivos o consultorios transgrediendo la confidencialidad y exponiendonos a discriminación”.

Posible falta de medicamentos

Durante abril distintos centros de salud del país, entre los que destacan los Servicios de Salud del Maule y Arauco, llamaron a licitación para proveer a sus unidades de elementos de prevención para enfermedades de transmisión sexual y de protección para la salud sexual y reproductiva. Lo mismo hizo el Servicio de Salud de Limache, en febrero de este año, ante la necesidad de insumos médicos para el VIH, entre ellos, preservativos, penicilina e Isoniazida, medicamento utilizado para prevenir la tuberculosis en personas seropositivas que lo requiriesen.

Según información publicada en el portal de Mercado Público, el Servicio de Salud del Maule llamó a licitación el 14 de abril para adquirir 250.000 preservativos, mientras que el Servicio de Salud de Arauco solicitó el 23 de abril, 23 productos para una serie de patologías, dentro de los que se encuentran preservativos para el programa de salud sexual. Ambas compras fueron solicitadas por los servicios de salud porque la CENABAST los notificó que los productos requeridos no iban a llegar.

Como medida preventiva, el jefe de Farmacia del Hospital Dr. Augusto Essman Burgos, de Puerto Natales, abrió un concurso el 13 de abril solicitando la compra de medicamentos para VIH y profilaxis, necesarios para un período de tres meses. Dentro de sus fundamentos, la licitación indica que se hace necesaria la compra en circunstancias “que estos productos no fueran provistos por la Central Nacional de Abastecimiento de los Servicios de Salud”. Así también lo hizo el Servicio de Salud de Chilóe, el 20 de abril, para obtener insumos para la salud sexual y reproductiva de sus pacientes.

Sobre estas compras, CENABAST indicó que no manejaba más antecedentes y que probablemente se trataría de un “programa anexo al del VIH”.

Para Iancu Cordescu, director de la Fundación Chile Positivo y quien ha dado seguimiento a estas licitaciones, el país podría estar frente a un quiebre del stock de medicamentos antirretrovirales “y si las personas que no están consumiendo su tratamiento se contagian de coronavirus puede que tengan efectos muy graves en su salud, llevándolos incluso a la muerte”. Una alerta que niega de plano Francisco Lam: “Entiendo que haya un grado de incerteza por todo lo que arrastra la pandemia mundial, pero hay que decir que, en términos generales, tenemos stock de medicamentos”

¿Qué pasa con los cinco medicamentos clasificados de restringidos?

 A excepción de Genvoya, los otros medicamentos están limitados por disponibilidad de los productos en los laboratorios.

Pero ¿hay stock?

-Están acotados a la distribución de un mes. Si entregamos todo ahora, el próximo mes no tendremos para distribuir.

Una comunidad desprotegida

Desde fines de marzo que la Fundación Chile Positivo, en conjunto con el Círculo de Estudiantes Viviendo con VIH (CEVVIH), impulsa un canal de denuncias para ir en ayuda de personas seropositivas. Dos de los casos más dramáticos tienen relación con desnutrición en la ciudad de Rancagua. Uno de ellos está con hospitalización domiciliaria y se encuentra desempleado, lo que lo imposibilita llevar una dieta balanceada, mientras que el segundo caso tiene un conteo de CD4 -glóbulos blancos que combaten infecciones, donde la normalidad ronda los 500- en 111. Este último es el caso de Antonio González (31).

Hace diez años que vive con VIH en la ciudad de Rancagua y hace más de dos que está desempleado. Aunque la terapia antirretroviral lo mantenía en pie sus defensas no subieron en más de un año, llegando a marcar un conteo CD4 en 3. Y esa situación empeoro, a mediados de abril, cuando una recaída de su sistema inmunológico lo llevó a ser internado en el Hospital Regional de Rancagua. “Pensé en un principio que podía ser una reacción de la terapia, pero cuando vi que bajé tanto de peso me di cuenta de que no era algo normal”, recuerda Antonio. Llegó desnutrido con 12 kilos menos. Los médicos piensan que un hongo se alojó en su estómago.

Después de pasar cinco días hospitalizado, a Antonio le recetaron una dieta balanceada con alimentos que frecuentemente no consume, y tres proteínas que en total suman 37 mil pesos, dinero que deberá desembolsar semanalmente debido a la duración de los suplementos. Pero no tiene la plata. Su madre tampoco, con quien vivía hasta antes de la pandemia y está suspendida laboralmente, y menos su abuela de 77 años, quién se volvió su compañera de confinamiento desde que salió del hospital.

“Fui a la Municipalidad de Rancagua y me dieron un tarro de proteína, pero me dijeron que no podía pedir ayudar para tres meses. Nadie más me prestó ayuda y por eso recurrí a Instagram. Le escribí a políticos, entre ellos, Felipe Kast. Le dejé muchos mensajes, pero nadie me responde nada”, comenta con preocupación Antonio González.

Ante las negativas, logró juntar 25 mil pesos para comprar el resto de las proteínas, gracias a algunas personas que le depositaron en su cuenta. Pero los tarros se van a acabar dentro de poco. Por otro lado, en mayo tenía agendada una hora con el infectólogo para evaluar un posible cambio en su terapia antirretroviral y hoy sabe que esa consulta no se realizará hasta en tres meses más. “Soy paciente crónico, no tengo sueldo, estoy solo. Y hasta ahora no he visto ninguna información de las autoridades para ayudar a los pacientes VIH. Si yo no consigo esas proteínas no sobrevivo de aquí a un mes”, acusa Antonio.

Esta falta de atención hacia la población seropositiva también la comparte Marcela Silva, activista de ICW Mujeres Viviendo con VIH, quién asegura que el confinamiento ha agudizado las problemáticas que viven las mujeres seropositivas. “Nosotras nos apoyamos entre nosotras mismas, ya que el temor a adquirir el Covid 19 y no poder acceder a una atención oportuna y de calidad nos hace estar aún más aislada”, sostiene.

Al mismo tiempo, la activista advierte que desviar la atención frente a estos temas puede traer repercusiones graves en el futuro. “El VIH al igual que el Covid 19 es una pandemia que ha causado más de 35 millones de muerte a nivel mundial. Hoy con el confinamiento las prácticas sexuales sin protección y forzadas han aumentado, y con ello la violencia intrafamiliar VIF. Eso en un corto plazo traerá como consecuencia un aumento de enfermedades de trasmisión sexual, embarazos tempranos y no deseados”, afirma.

Otra de las preocupaciones que alerta a las organizaciones de la sociedad civil es la suspensión de testeos para el VIH en los centros de salud y la ausencia del Programa Nacional del VIH para seguir previniendo enfermedades de transmisión sexual. El Desconcierto se comunicó con diversos hospitales del país para corroborar esta información. Desde el Hospital Padre Hurtado afirman que los test rápidos “están suspendidos hasta nuevo aviso”, mientras que en el Hospital Regional de Concepción no se está llevando a cabo el testeo. Por su parte, en el Hospital Barros Luco solo se estaría realizando el Test de Elisa en “casos especiales”, es decir, a parejas de embarazadas o victimas de violencia sexual.

Consultado sobre esto mismo, el Hospital Regional de Iquique sostuvo que el test rápido depende de la Seremi de Salud, pero que hasta la fecha no han recibido “ninguna programación de test de VIH”, como suele ocurrir el resto del año.

El Ministerio de Salud aseguró a El Desconcierto que el examen de detección de VIH “se encuentran disponible en la red asistencial” y que la consulta por Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) se habría trasladado a la Atención Primaria de la red de salud pública. Este medio también solicitó al Minsal conocer el catastro de testeos de VIH a lo largo del país desde el inicio de la pandemia, pero no obtuvo respuesta satisfactoria sobre esta materia.

Al cierre te este reportaje, una nueva advertencia sobre los programas de VIH en el mundo alertó a las organizaciones de la sociedad civil. Fue la expresidenta y actual Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, quien en conversación con la Fundación Horizonte Ciudadano aseguró que existirían países en los que “se han desviado dineros, por ejemplo, de organizaciones que trabajan temas de mujer, o LGTBI, VIH, hacia el tema Covid y por lo tanto han quedado desprotegidos”. La exmandataria también advirtió sobre el escenario complejo en el que se encuentran las terapias antirretrovirales, lo que genera mayor incertidumbre en la población seropositiva y se suma a las interrogantes sobre el abastecimiento de estos medicamentos en el país.

Fuente: El Desconcierto

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