“Lo estoy tomando desde hace un par de semanas. Si no es bueno, se lo diré”, ha afirmado a la prensa, pese a que, según sostiene, da negativo en las pruebas“Lo estoy tomando desde hace un par de semanas. Si no es bueno, se lo diré”, ha afirmado a la prensa, pese a que, según sostiene, da negativo en las pruebas

Donald Trump sorprendió este lunes al afirmar que lleva dos semanas tomando hidroxicloroquina, un medicamento antipalúdico cuya eficacia contra la covid-19 no está demostrada y que la propia Administración desaconseja fuera del entorno hospitalario o de un ensayo clínico, debido al riesgo de problemas cardíacos que genera. El presidente de Estados Unidos lo comentó en declaraciones a la prensa, durante un encuentro con empresarios, pese a que, insistió, sigue dando negativo en las pruebas del coronavirus. Con esta desconcertante revelación, el líder de la primera potencia mundial animó al uso de un fármaco que entraña riesgos, aunque no tantos como el uso de desinfectante que llegó a sugerir semanas atrás. Poco después, tras una tormenta de críticas, aseguró que estaba bromeando.

“Creo que es bueno, he oído muchas historias positivas sobre ello. Y, si no es bueno, se lo diré así. No me va a hacer daño. Ha estado ahí unos 40 años, para la malaria, el lupus, para otras cosas. Yo lo tomo, trabajadores que están en primera línea lo toman. Muchos médicos lo toman”, enfatizó el republicano este lunes desde la Casa Blanca, aclarando que lo hace de forma preventiva. Tiene, dijo, “cero síntomas” del coronavirus, recalcó.

Trump lleva promocionando este tratamiento para combatir el virus desde marzo, lo que ha llegado a provocar problemas de desabastecimiento, y, pese a los débiles indicios de eficacia, la Agencia estadounidense del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) ha emitido una autorización de emergencia para que los pacientes de la covid-19 puedan ser tratados con cloroquina y otros agentes, pero dentro de entornos hospitalarios.

“No se ha demostrado que la hidroxicloroquina y la cloroquina sean seguras y eficaces para el tratamiento o la prevención del covid-19. Se están estudiando estos medicamentos en ensayos clínicos para el covid-19, y hemos autorizado su uso temporal durante la pandemia del covid-19 para el tratamiento del virus en pacientes hospitalizados cuando los ensayos clínicos aún no están disponibles, o cuando la participación no sea factible, mediante una Autorización de Uso de Emergencia (EUA, por sus siglas en inglés)”, señaló la FDA.

Un grupo de reputados científicos españoles también han puesto en tela de juicio la utilidad de este tratamiento para la covid-19. “El uso generalizado de hidroxicloroquina en los primeros tiempos no parece marcar ninguna diferencia en el curso de la enfermedad instaurada, sin embargo el 1 de mayo había 18 ensayos clínicos aun en marcha, con más de 75.000 pacientes, sobre estos tratamientos, y buscando el 15 de mayo en clinicaltrials.gov (palabras de búsqueda ‘chloroquine’ y ‘covid’), aparecen 61 ensayos en marcha (casi todos comenzando el reclutamiento), iniciándose otro más, como casi cada día”, explican en un artículo recientemente publicado Beatriz González López-Valcárcel, Salvador Peiró, Ricard Meneu, Ildefonso Hernández y Vicente Ortún.

La insistencia del Gobierno por esta vía lleva meses. El doctor Rick Bright, experto en enfermedades infecciosas del Gobierno, apartado de su puesto por lo que denuncia como una represalia, explicó la semana pasada en el Congreso que se sintió presionado por el Departamento de Salud para “hacer que estén disponibles de manera generalizada fármacos potencialmente perjudiciales”, como las citadas cloroquina o la hidroxicloroquina.

Trump señaló que las toma el mismo día en que la compañía estadounidense Moderna comunicó unos resultados alentadores de una primera vacuna experimental contra la covid-19 ensayada en humanos. Según la firma, esta se ha mostrado “segura y bien tolerada en general” en una primera prueba con 45 voluntarios sanos. Aun así, esta es solo una de las 118 vacunas experimentales registradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de las cuales ocho de ellas se están probando en humanos, y los resultados conocidos hasta ahora no garantizan aún que sean eficaces ni seguras.

Fuente: El País

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